La celebración de los bienhechores fallecidos fue prescrita por las Constituciones de Ratisbona de 1290 para recordar a todos aquellos que, de una manera u otra, prestaron su ayuda a las actividades de la Orden de San Agustín.
A lo largo del año se celebran tres fechas en todas las casas de la Orden: por los familiares y parientes fallecidos de los religiosos; por los bienhechores fallecidos y por todos los hermanos y hermanas de la Orden fallecidos.
Oración:
Oh Dios, que perdonas a los hombres y deseas salvarlos, concede a los bienhechores de nuestra comunidad que partieron de este mundo participar de la vida eterna, por intercesión de la Virgen María y de todos los santos. Por Nuestro Señor Jesucristo, Tu Hijo, en la unidad del Espíritu Santo. Amén.