Clara nació en Montefalco (Perúgia), hacia 1268. Fue una gran mística que iluminó con su esplendor espiritual los inicios de la historia agustiniana. Enseñó a otros la necesidad de la renuncia y el esfuerzo personal para edificar y edificar la vida espiritual. La espiritualidad de Santa Clara se distingue por su amor a la Pasión de Cristo y su devoción a la Santa Cruz.
En 1290 hizo su profesión religiosa en un monasterio agustino, tomando el nombre de Clara da Cruz. Fue abadesa desde 1291 hasta su muerte el 17 de agosto de 1308. Su cuerpo se conserva con veneración en la iglesia de las Monjas Agustinas de Montefalco.
Oración
Oh Dios, que continuamente renovaste la vida de Santa Clara de Montefalco por mediación de la Pasión de tu Hijo: concédenos, siguiendo su ejemplo, renovar constantemente nuestra imagen en nosotros mismos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, en la unidad del Espíritu Santo. Amén.