Aurélio Agostinho nació el 13 de noviembre de 354 en Tagaste, norte de África. Era hijo de Patrício y Santa Mônica. Fue uno de los teólogos y filósofos más importantes de los primeros siglos del cristianismo. Padre espiritual, inspirador del estilo de vida y espiritualidad de los religiosos y religiosas de la “Gran Familia Agustiniana”.

A lo largo de su vida experimentó diferentes doctrinas. Santa Mónica siempre oró para que su hijo se convirtiera al cristianismo. Fue bautizado junto con su hijo Adeodato en el año 387.

En Hipona fue ordenado sacerdote y obispo, permaneciendo al frente de esa Diócesis durante 34 años. Luchó contra las herejías de su época y escribió numerosos libros, siendo el más famoso su autobiografía titulada “Confesiones”. Murió el 28 de agosto de 430, a la edad de 76 años, en el año 430.

Para el Papa emérito Benedicto XVI, san Agustín fue un “buen compañero de viaje” en su vida y ministerio. En enero de 2008, se refirió a él como “un hombre de pasión y fe, de gran inteligencia e incansable preocupación pastoral… dejó una profunda huella en la vida cultural de Occidente y del mundo entero”.

En agosto de 2013, el Papa Francisco, durante la Misa de apertura del Capítulo General de la Orden de San Agustín, se refirió al santo como un hombre que “se equivoca, también se equivoca, es un pecador; pero no pierde la inquietud de la búsqueda espiritual. Y así descubre que Dios lo estaba esperando; más aún, que nunca había dejado de buscarlo primero”

Difusor de la vida y obra de San Agustín, el Papa San Juan Pablo II escribió la Carta Apostólica “Augustinum Hipponensem”, en 1986, con motivo del XVI Centenario de la conversión de San Agustín.

Oración

Señor, despierta en tu Iglesia el espíritu que animó a san Agustín, para que todos nosotros, sedientos de la verdadera sabiduría, no nos cansemos de buscarte, fuente viva del amor eterno.Por nuestro Señor Jesucristo, en la unidad del Espíritu Santo. Amén.