Un saludo fraterno a todos mis hermanos de profesión religiosa, especialmente a Uriel, Claudio y Manuel, quienes celebran sus 25 años de vida consagrada, de vida agustiniana.

Saludo a los sacerdotes concelebrantes, a todos los hermanos de las distintas etapas de formación, a los miembros de nuestras fraternidades laicales, a todos los amigos y a todos los presentes, que la gracia del Señor les acompañe.

Nos reunimos para celebrar al hijo de tantas lágrimas, a aquél que fue dado a luz por su madre carnal para esta vida y por esta misma madre y la madre Iglesia, para la vida eterna, celebramos al alumno, al docente, al padre, al amigo, al que un día se atrevió a ser sincero en sus luchas afectivas, diciendo “dame Señor la castidad pero todavía no”, celebramos a aquel que llegó a comprender que sin la gracia del Señor nada podía, y por esto decía “dame Señor lo que me pides y pídeme lo que quieras”; celebramos al que llorando decía “tarde te amé, tarde te conocí, hermosura tan antigua y tan nueva”, a quien suspirando decía “nos hiciste Señor para ti, y nuestro corazón no tendrá descanso hasta que descanse en ti”, celebramos al monje, al sacerdote, al obispo, a nuestro padre y fundador, a aquél que se ha convertido en nuestro amigo y compañero de camino, celebramos al hombre antiguo y a la vez moderno, con el que todos podemos identificarnos; éste es el gran san Agustín, por el que hoy celebramos las grandezas del Señor.

Agustín nace como todo hombre, tal como lo dice el salmista “pecador me concibió mi madre” nace en el pecado y muere, un día como hoy, pidiendo perdón por sus pecados; sí, en su habitación, agonizando manda colocar los salmos penitenciales en la pared y entre lágrimas y sollozos pide el perdón y la misericordia del Señor; allí demuestra la virtud que lo acompañó siempre desde su conversión, la humildad; el reconocimiento de lo que él era y de lo que el Señor había hecho en su vida.  

San Agustín muere un 28 de agosto del año 430, en medio del caos, de la invasión de los vándalos; un momento de crisis para la sociedad y la Iglesia de su tiempo.  Este hecho se constituye para nosotros en un signo de esperanza y discernimiento; ya que precisamente ese día de tristeza en esta tierra, se transformó en día de alegría y regocijo para todos nosotros. Aquí se cumple lo del salmista “los que sembraban con lágrimas cosechan entre cantares; al ir, iban llorando, llevando la semilla, al volver, vuelven cantando trayendo sus gavillas” Cf. sal 126 (125); es verdad, el hombre que llora sus pecados, es capaz de resucitar muertos, transformando, por la gracia de Dios, la condición de muerte en situación de vida, de vida eterna.  Sí, nuestro padre san Agustín y santa Mónica nos enseñan que, es mejor llorar un poco mientras caminamos por este mundo, que gozarnos el mundo y, después, tener que llorar eternamente. Celebramos también esta fiesta siendo conscientes que, en no pocas partes del mundo se vive un caos, se sufre la guerra, nos invaden bárbaros, los vándalos que quieren robarnos la fe, la esperanza y el verdadero amor. Pero este caos no solamente puede estar afuera sino que también está dentro, en el corazón nuestro; nuestro padre san Agustín combatió este caos con el “ordo amoris” el orden en el amor; comprendió y se atrevió a decir por primera vez que el Espíritu Santo es la persona misma del Amor; es Él quien ordena el corazón humano, es Él quien ordena nuestros desórdenes y embellece nuestras fealdades; es el Espíritu Santo el que hace guerra al que nos hace la guerra, y el que derrota al que en otros momentos nos ha derrotado. Este mismo Espíritu Santo que le hizo comprender a san Agustín que la ley de Dios sólo se cumple por el Amor y que “el Amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que se nos ha dado”(Rom 5,5), este fue su camino de libertad, “la libertad de los hijos de Dios”; éste será también nuestro camino de sanación y liberación, donde podemos decir siempre con san Agustín: “Señor, da lo que mandas y manda lo que quieras”.

La Palabra de Dios, hoy nos recuerda el camino de consagración elegido por nuestro santo padre Agustín.  Su ideal de vida consagrada fue tomado de la primera comunidad cristiana donde “los creyentes vivían unidos y lo tenían todo en común, teniendo un alma sola y un solo corazón”; igualmente, la elección que hizo dejando la casa de la herejía y del pecado para vivir en la casa de Dios – la Iglesia, pues entendió aquello de “prefiero el umbral de la casa de Dios a vivir con los malvados”. En su tiempo se cumplía la profecía del Apóstol que acabamos de escuchar “llegará un tiempo en que la gente no soportará la sana doctrina y se rodearán de maestros a la medida de sus caprichos, apartando el oído de la verdad para volverse a las fábulas” por esto, el santo obispo se consagró a combatir la herejía y los sismas de su tiempo, bien merecido ha sido el título que le ha dado la tradición: san Agustín, el martillo de los herejes. 

Y qué decir de su vocación de pastor humilde a ejemplo del buen Pastor, Cristo Jesús, por eso él decía con temor y temblor “Donde me aterra lo que soy para ustedes, allí me consuela lo que soy con ustedes.  Para ustedes soy obispo.  Con ustedes soy cristiano”. “Vobis sum episcopus; vobiscum sum christianus”  (Sermo 340,1). “A todos los debo amar… ayúdenme orando y obedeciendo; para que me deleite no tanto en presidir cuanto en servir (non tam praeesse quam prodesse) (Serm 340, 1,2). 

Queridos hermanos Uriel, Claudio y Manuel, ustedes han sido agustinos por más de 25 años, hoy les celebramos esa primera profesión que hicieron “no como esclavos bajo la ley sino como hombres libres bajo la gracia del Señor” hace 25 años prometieron vivir casta, pobre, y obedientemente, bajo la regla de nuestro padre san Agustín.  La Iglesia, a través de la Orden, los ha llamado, no sólo a ser frailes sino a ser pastores del pueblo de Dios. Han escuchado la Palabra de Dios, y han conocido el ejemplo de nuestro padre san Agustín, celebren pues, esta, que es su fiesta, viviendo siempre lo que han escuchado y conservando lo que se les ha confiado. Aquí les acompaña una familia de sangre y del Espíritu, una familia que ha estado en las buenas y en las “no tan buenas” para no decir en las “malas” pues “sabemos que, todo sirve para el bien de los aman a Dios” (Rom 8,28). Hoy ustedes, se convierten en signo de esperanza para los agustinos que vamos detrás, y en motivo de alegría y perseverancia para los que van delante; hoy se convierten en signo de alegría y esperanza para este pueblo Dios que hoy nos acompaña; hoy nos unimos a la oración sacerdotal del Señor para decir “no te pido que los saques del mundo sino que los preserves del maligno” (Jn 17,15).

Por último, quisiera reconocer el papel de las madres en nuestra vocación cristiana.  Primeramente, nuestra Madre del Cielo, la llena de Gracia patrona de nuestra Provincia, La Virgen María que, en su silencio y solicitud, nos acompaña e intercede siempre por nosotros; por eso, no abandonemos a esta buena Madre, amémosla, respetémosla, consagrémonos a ella, y ella hará por nosotros más de lo que pensamos y creemos.  Igualmente, reconozcamos la vida de otra madre, madre de lágrimas, santa Mónica.  En el libro sobre el don de la perseverancia, san Agustín llega a decir “lo que evitó mi perdición fueron las ardientes súplicas y las fieles y cotidianas lágrimas de mi buena madre” (el don de la perseverancia XX.53).  miremos a santa Mónica, pidamos su intercesión y no desesperemos, en cualquier adversidad o tristeza que enfrentemos.  Y ya para terminar, como no agradecer al Señor por nuestras madres que nos dieron a luz, que nos dieron la vida, y que con su dolor y amor nos han sostenido; quizá algunas ya están en el cielo, otras siguen caminando con nosotros; por ellas pedimos la misericordia del Señor y a ellas les pedimos que no nos suelten de su entrega, amor, y oración.

“Que el mismo Dios de la paz los consagre totalmente y que todo su ser, alma y cuerpo, sea custodiado sin reproche hasta la Parusía de nuestro Señor Jesucristo”(1 Tes 5,23) a él la Gloria y al Padre y al Espíritu Santo, por los siglos de los siglos, Amén.

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